En una semana marcada por la escalada de violencia y un intento simultáneo de reactivar canales diplomáticos, el conflicto en Medio Oriente vuelve a captar la atención de la comunidad internacional.
El jueves 18 de abril, al menos 58 personas murieron y más de 120 resultaron heridas tras un ataque aéreo ejecutado por fuerzas estadounidenses contra instalaciones vinculadas a grupos hutíes en el puerto de Ras Issa, al norte de Yemen. Las autoridades locales calificaron el hecho como una de las ofensivas más letales en el país en lo que va del año.
De forma paralela, en el sur de Líbano se registró otro bombardeo que dejó al menos un fallecido. El ataque ha intensificado las tensiones entre Israel y grupos armados presentes en la región, elevando el riesgo de una expansión del conflicto.
Retorno al diálogo nuclear entre EE.UU. e Irán
En contraste con el deterioro de la situación sobre el terreno, representantes de Estados Unidos e Irán sostuvieron esta semana un encuentro de alto nivel en Omán, el primero en siete años, para abordar la posibilidad de restaurar el acuerdo nuclear de 2015. Ambas partes calificaron el diálogo como “positivo y constructivo”.
La reunión fue confirmada por el Departamento de Estado de EE.UU. y el Ministerio de Exteriores iraní, y se espera que marque el inicio de un proceso más amplio de negociaciones multilaterales en los próximos meses.
Repercusiones globales
Los mercados energéticos reaccionaron con cautela ante los acontecimientos. Aunque el precio del petróleo se ha mantenido por debajo de los $60 por barril, analistas advierten que un repunte de la violencia podría generar un aumento repentino en los precios del crudo, con efectos inmediatos en economías importadoras como la panameña.
La región enfrenta una encrucijada compleja, con una combinación de confrontación militar y diplomacia estratégica. Los próximos días serán clave para determinar si el diálogo prevalece sobre la confrontación.